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Estudio: la historia de la naturalización en Suiza

Brigitte Studer, responsable de un estudio sobre la historia de las naturalizaciones en Suiza. swissinfo.ch

La naturalización de extranjeros en Suiza fue siempre un medio para poner en claro conflictos de intereses sociales y políticos.

Lo demuestra un estudio que, desde una perspectiva histórica, ha investigado los criterios de admisión y exclusión del derecho civil suizo.

“Es interesante mostrar cómo se efectuaron las naturalizaciones. Había muchas preguntas y la primera era histórica: ¿qué rol tuvo la naturalización en la constitución del espacio nacional?”.

“También es relevante saber dónde están los problemas de integración, que nunca fueron tan agudos como ahora, dice Brigitte Studer, quien junto con Gérald Arlettaz investigó los “Criterios de admisión y exclusión del ‘Derecho Civil Suizo’ desde 1874 hasta la actualidad”.

El estudio del Instituto de Historia de la Universidad de Berna ha demostrado que la práctica de la naturalización ha estado marcada por criterios liberales hasta la Primera Guerra Mundial, luego vinieron seis décadas cada vez más restrictivas, hasta fines de los 70. Desde entonces vuelve a notarse una corriente liberal.

Por ejemplo, entre 1905-1910, en Ginebra, la salud del extranjero teníe un rol decisivo en la naturalización, pues había que asegurarse de que estaba en condiciones de ganar su sustento. Hoy se exige que el extranjero viva 12 años en la misma comuna antes de ser naturalizado.

Detrás de los criterios de naturalización y sus cambios está la autoimagen social de Suiza y sus normas, afirma Studer, con quien colaboraron también Regula Argast, Erika Luce, Anina Schafroth y Nicole Schwaldbach.

Entre esos criterios, que van desde los ‘duros’ hasta los ‘suaves’ figuran una buena reputación, ausencia de antecedentes penales, buenos modales, decencia, moderación política, valores que también están en la legislación de otros países.

El problema es que estos criterios son subjetivos y dan lugar a interpretaciones libres, agrega Studer, encargada de este estudio que es parte del programa de investigación nacional ‘Integración y exclusión’ (NFP 51).

Criterios que pueden avivar miedos

Claudius Luterbacher-Maineri advierte que estos criterios pueden ser usados políticamente, sobredimesionados y utilizados en sentido populista de tal manera que con una mirada de reojo se apunta hacia los votos avivando los miedos frente a lo ‘extraño’.

“En consecuencia se exigirá de las personas a naturalizar lo que nosotros, de esta forma sobredimensionada, a menudo buscamos en vano entre las personas con derecho civil suizo ‘de nacimiento'”, precisa el colaborador científico de la cátedra de Ética Social de la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo.

Junto a muchos otros factores -por ejemplo el desempleo no puede atribuirse forzosamente a la falta de diligencia-, la dificultad de satisfacer estas exigencias son malas para los candidatos a la naturalización, apunta Luterbacher-Maineri.

Naturalización, fenómeno de las ciudades

El extranjero debe adaptarse a la imagen que Suiza tiene de sí misma. Sin embargo, estos valores, cualidades o criterios no son homogéneos, sino subjetivos, porque dependen de quién los evalúa, remarca Studer.

Y aquí se refiere también a instituciones. “Suiza es un Estado con diferentes niveles políticos: la confederación, los cantones, los municipios. Desde 1874 no ha habido una visión conjunta sobre toda la práctica de la naturalizacion, su desarrollo a través del tiempo o la interacción entre esos tres niveles”.

Aunque el estudio tomó en cuenta diferencias cantonales y muncipales, se concentró en Zúrich, Basilea, Berna, Lausana y Ginebra.

“Después de 1945, la naturalización es más un fenómeno de las ciudades. Hasta la Primera Guerra Mundial hubo pueblos que naturalizaban para tener mayores recursos, lo que se ve hasta hoy, pero excepcionalmente”, según Studer.

La naturalización fue muy discutida en el siglo 20: cómo integrar a los extranjeros, bajo qué condiciones. Hoy tiene que ver mucho con problemas sociales como el desempleo, enfatiza la historiadora. Y agrega: en las sociedades modernas de migración, la liberalización de la política de naturalización es un instrumento importante para la integración de los migrantes.

¿Asimilación o integración?

Estos conceptos oficiales han sido utilizados históricamente de manera alternativa, refiere Studer. “Desde el punto de vista científico y últimamente desde el lenguaje oficial, la asimilación es más amplia y significa también adaptación cultural, casi absoluta, y puede ir tan lejos como cuestionar formas de vida”.

A partir de 2006 el concepto de integración está en primer plano y considera aspectos sociales y económicos más objetivos como el saber si los niños van al colegio, si el extranjero tiene empleo, si está integrado en el vecindario. El dominio de un idioma oficial suizo todavía está en discusión.

El gran problema para Studer es la “cierta politización de la naturalización. Como en Suiza no hay un derecho a la naturalización aún cuando se cumplan todos los criterios subjetivos, para evitar procedimietos arbitrarios recomendamos que el rechazo sea argumentado, lo que no da derecho a ser naturalizado, pero sí a saber las razones del rechazo”.

Deben regir criterios jurídicos

Los criterios subjetivos no son acordes con un estado de derecho, insiste. “La naturalización en Suiza ha sido hasta ahora un proceso político, cuando tendría que estar conforme con criterios jurídicos. La admisión o exclusión debería basarse en criterios del estado de derecho”.

Hoy existen estas dos tendencias en conflicto: la jurídica y la política. Si Suiza se adecúa a la Unión Europea, su política de naturalización será más liberal, finaliza Studer.

Con razón, los autores del estudio exigen requisitos homogéneos y claros para obtener la naturalización, dice Luterbacher-Maineri.

Sin embargo, aclara, un catálogo de criterios más objetivos no garantiza por sí mismo un procedimiento que, por ejemplo, considere la dignidad personal de los candidatos.”Podría ser que se apliquen criterios cuestionables éticamente”.

Además, la salvaguardia de la dignidad personal está en peligro allí donde la naturalización se somete a votación en asamblea municipal pública. Esto seguramente será mejorado con la propuesta de trasladar la competencia de los municipios a los cantones, agrega.

Luterbacher-Maineri concluye que en política de naturalización, encontrar la ‘justa medida’ es una tarea urgente de nuestra sociedad. Esa medida resulta no sólo de la comparación con las normas de la UE, sino también de la visión respecto a la sociedad en que queremos vivir.

swisinfo, Rosa Amelia Fierro

– La política de naturalización de Suiza es una de las más restrictivas de Europa.

– Un extranjero debe vivir doce 12 años en Suiza para solicitar la naturalización.

– En la Unión Europea, estos plazos duran entre 4 y 10 años.

– A diferencia de Suiza, en la mayoría de estados de la UE es posible la naturalización facilitada para la segunda generación de extranjeros.

– Las decisiones para la naturalización en Suiza son tomadas más a nivel de los municipios.

– El procedimiento de nacionalización es competencia de los cantones y de las comunas. Existen, por consiguiente, importantes diferencias de una comuna a otra.

– En 2004, los suizos rechazaron en las urnas la naturalización facilitada para la segunda y tercera generación de extranjeros.

– En 2005, en Suiza se registraron 39.753 naturalizaciones, una cifra récord. Los extranjeros constituyen el 20% de la población helvética.

Más de un quinto de la población suiza carece de derechos civiles y, por lo tanto, de ningún derecho político a nivel nacional.

– Sin embargo, Neuchâtel fue el primer cantón en conceder el derecho de voto a los extranjeros en el plano comunal en 1850 y se mantuvo mucho tiempo como una excepción.

– En 1978, el Jura fue pionero en conceder a los extranjeros el derecho de voto en las escalas comunal y cantonal, así como el derecho a ser votados en el ámbito comunal.

– La medida se extendió a otras regiones sobre todo a partir del año 2000.

– Derecho de voto en el nivel comunal: Neuchâtel, Jura, Appenzell Rodas Exteriores (solamente tres de las 20 comunas) Vaud, Basilea-Ciudad, Grisones (ninguna comuna lo aplica), Friburgo y Ginebra.

– Derecho de voto en el nivel cantonal: Jura, Neuchâtel y Friburgo.
– Derecho de ser elegido en escala municipal: Neuchâtel, Jura, Vaud y Friburgo.

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