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“La historia suiza también se hizo en el extranjero”

RDB

Eminentes expertos piden la creación de un instituto especial y un léxico para reunir la amplia y variada investigación sobre la historia de la emigración suiza. Y advierten que se necesita una visión más global del extenso tema de la migración.

Un enfoque sistemático permitiría un cuadro más completo de los emigrantes suizos, incluidas las muchas razones que los llevaron al extranjero durante el siglo pasado, así como la influencias que recibieron de los Estados de destino.

En la actualidad, cerca de 700.000 suizos viven en el extranjero pero no existen cifras fiables anteriores a la segunda mitad del siglo XX.

Para Leo Schelbert, ex profesor de la Universidad de Illinois en Chicago, es el momento adecuado para hacer una síntesis del trabajo hecho y del que se hace todavía.   

“La generación más joven de académicos parece estar abierta a la historia de los emigrantes suizos”, dice Schelbert a swissinfo.ch. La globalización y los modernos medios de telecomunicación, en particular Internet, han contribuido a incrementar la conciencia general de “la unidad de aquellos que están en el extranjero con los que están en casa”.

Brigitte Studer, profesora de Historia en la Universidad de Berna, subraya el creciente interés por los suizos en el extranjero en un contexto académico que describe como de “transferencia de valores culturales”.

“Se trata de des-compartimentar la historia de Suiza, para ir más allá de un punto de vista meramente nacional y subrayar la manera en que las ideas circulan a través de fronteras”, explica.

Información crucial sobre la comunidad de expatriados corre el riesgo de perderse si no hay un esfuerzo consciente para concentrar e institucionalizar la investigación, advierte.

Interés creciente

Studer acoge favorablemente la propuesta de Schelbert. Georg Kreis, profesor de la Universidad de Basilea, por su parte, establece un paralelo entre una sociedad que se desplaza cada vez más y la aparente riqueza de los estudios históricos sobre la comunidad de expatriados.

Kreis está convencido de que ese aspecto del pasado merece una atención especial. Sin embargo, advierte que no debe ponderarse demasiado en el plan de estudios de la enseñanza universitaria.

Y añade que existen instituciones que abordan la temática de la migración, en particular la Universidad de Neuchâtel.

Animado por la respuesta de círculos académicos, Schelbert contempla la posibilidad de una cooperación más estrecha entre las universidades suizas entre sí, así como con otras instituciones.

“Mi idea es vincular un futuro instituto sobre la historia de los expatriados con los museos y las escuelas. El know-how no debe permanecer como una torre de marfil, sino ser un espacio abierto para la formación de nuestra conciencia colectiva nacional”.

Cambio de roles

Sacha Zala, director del proyecto de investigación Documentos Diplomáticos Suizos, pone de relieve un cambio de estrategia de las autoridades federales. De las décadas de 1950 y 60 en adelante, la comunidad de expatriados fue utilizada como una herramienta para mejorar la imagen de Suiza en el extranjero.

“Es una extensión del probado sistema de milicias por medio del cual el Estado está representado por los miembros de la sociedad civil”, dice.

Los expatriados suizos empezaron a hablar con una sola voz en 1916, cuando un grupo de presión fue creado a escala federal. La Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) fue fundada por miembros conservadores de la comunidad, en marcado contraste con el perfil liberal del emigrante promedio.

Hasta ese momento, el Estado había considerado la inmigración como un asunto privado de individuos, mientras que las autoridades locales a menudo animaron a sus ciudadanos más pobres a salir del país y probar suerte en otra parte.

Piezas que faltan

Los expertos coinciden en que se requiere investigar aspectos históricos que quedaron soslayados.

Kreis sugiere una revisión crítica de cómo se produjeron las decisiones de emigrar, mientras que Zala y Studer piden dirigir las investigaciones a la historia de los recién llegados; es decir, los emigrantes que han regresado a sus orígenes suizos, trayendo de vuelta no solamente una riqueza financiera, sino también una cultura diferente .

Hasta ahora, puntualiza, el fenómeno ha sido estudiado a nivel local y falta un enfoque más amplio y sistemático.

Por encima de todo, parece haber un consenso entre los académicos sobre la necesidad de invertir más tiempo y capacidad intelectual para examinar la relación entre inmigración y emigración.

“Hasta ahora solamente se ha observado un solo lado”, señalan Studer y Kreis y añaden que el frecuentemente acalorado debate sobre la inmigración ensombrece la temática más amplia de la migración humana y la movilidad.

Lecciones y retos

En una conferencia reciente sobre la historia de la emigración suiza, Kreis señaló la fascinación de estudiar la interrelación entre las experiencias de la vida diaria con asuntos más abstractos de la doble identidad y los lazos con diferentes países y grupos sociales y de género. “Nos permite ver la manera en que las personas se enfrentan con el nuevo entorno”.

Studer, por su parte, hace hincapié en la influencia del Estado y las  instituciones públicas, la economía y la cultura.

“La historia de Suiza no solamente se ha hecho en el territorio suizo, sino también en otros lugares”, acota Studer.

Un léxico especial podría servir para destacar este aspecto, ya que durante mucho tiempo el país ha formado parte de un mundo globalizado, añade. El enfoque se ha limitado únicamente a hechos del pasado ocurridos en Suiza.

El hecho de analizar la historia de los expatriados puede duplicar el trabajo normal de un investigador. “Usted tiene que manejar dos ambientes: saber de dónde vino la gente y cuál es su singular trayectoria. Pero también tiene que comprender su nuevo entorno”, dice Schelbert.

Además de acudir a las fuentes tradicionales, como los registros escritos, Schelbert ha ido más lejos al estudiar las experiencias de emigrantes en sus relatos autobiográficos.

Hasta la segunda mitad del siglo XX son escasas las cifras fiables sobre el número de emigrantes suizos, de acuerdo con un informe elaborado por el Foro de Estudios sobre Migración y Población publicado en 2010.

Las estadísticas del Ministerio suizo de Exteriores sobre la emigración existen desde 1926 y solamente abarcan a las personas registradas en los consulados de Suiza.

Los historiadores se basan principalmente en los registros locales de los emigrantes o en los datos de los países de inmigración, así como en censos y  encuestas representativas.

Según algunos expertos, muchas veces se exagera la amplitud de la emigración suiza trasatlántica en el siglo XIX, en comparación con la emigración constante, y menos espectacular, en Europa durante siglos, especialmente a las vecinas Alemania, Francia e Italia.

Actualmente, 700.000 ciudadanos suizos viven en el extranjero.

Un simposio de la Universidad de Berna abordó cuestiones sociales, culturales, económicas, políticas, jurídicas y religiosas del siglo XIV al XXI.

Trató temas tan diversos como mercenarios, misioneros, seguridad social y la historia de Radio Suiza Internacional, predecesora de swissinfo.

La reunión fue organizada por la Sociedad de Historia Económica y Social, junto con el proyecto de investigación Documentos Diplomáticos Suizos y la Sociedad de Etnología.

(Traducción: Marcela Águila Rubín)

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