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La ciudad en donde pocos deciden por todos

350 von 18 000 Stimmberechtigten kamen: Gemeindeversammlung in Rapperswil-Jona im Juni 2017.
A la asamblea comunal de Rapperswill-Jona de junio de 2017 asistieron 350 de las 18 000 personas mayores de 18 años con derecho a voto, es decir, solo el 1.9% de los electores. Ningún inconveniente considera el politólogo Andreas Ladner. swissinfo.ch

#DearDemocracy presenta el caso de Rapperswil, a orillas del lago de Zúrich en el cantón de San Gall. La ciudad con 27 000 habitantes es la más grande de Suiza y en ella los ciudadanos deciden asuntos políticos en la asamblea comunal. En junio acudieron solo 350 ciudadanos a la cita más reciente. ¿Un pobre resultado o una manifestación de bancarrota de la democracia directa local?

Este artículo es parte de #DearDemocracy, la plataforma de la democracia directa en swissinfo.ch

Yo le pregunto”, indica un hombre al micrófono, que acaba de atravesar la sala polivalente donde se realiza la asamblea comunal. “¿Por qué no se colocó un cenicero en la nueva parada de autobús? Se detiene un poco al plantear su cuestión, para dar mayor peso a sus palabras. Después retorna a su lugar con largos pasos.

En el placo están sentados los miembros del consejo municipal. Toma la palabra el alcalde en la hora de preguntas y respuestas al final de la asamblea. Es la disciplina preferida de Martin Stöckling, el hombre de traje gris y anteojos negros. Esta es la oportunidad de que el jefe de la ciudad de Rapperswil, o ‘Rappi’ como se le conoce en la jerga popular, muestre sus cualidades discursivas.

Antes los ciudadanos decidieron los temas a tratar: la renovación de la sala de deportes comunal y el informe financiero de 2016.  Y ahora el foro está abierto para que los ciudadanos puedan dirigirse directamente a los miembros del ejecutivo local.

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Son 350 personas las que asisten a la cita, celebrada una noche de junio. Escuchan y murmuran cuando un voto no les parece. Algunos podrían pensar que en el encuentro en esta sala solo se discuten detalles cotidianos de una pequeña comunidad, tales como dónde tirar las colillas de los cigarrillos. Pero se trata de Rapperswil-Jona, una ciudad donde viven cerca de 27 000 personas y tienen sede 1.400 empresas y donde se han invertido más de 200 millones de francos en el mantenimiento de calles y escuelas, la atención a las personas de la tercera edad y la limpieza de las aguas residuales. En Rapperswil existen 18 999 personas mayores de 18 años con el pasaporte suizo y que, de esta forma, pueden votar. Pero apenas 350 de ellas acudieron a la reciente asamblea municipal. Esto significa una participación ciudadana de apenas 1,9%.

Tendencia nacional a la baja

Con una participación tan pequeña, Rapperswil, ciertamente, no es un caso aislado. En toda Suiza los niveles de participación en las asambleas comunales gira en torno al 20% en las comunas más pequeñas, y el porcentaje se reduce un poco más en los poblados mayores.

En los últimos 30 años la participación se ha reducido de modo constante, según se desprende de los análisis que el politólogo Andreas Ladner, realiza regularmente al respecto. Ladner es profesor del Instituto de Administración Pública de la Universidad de Lausana.

Las razones de esta abstinencia son muchas: Hoy la gente ya no está tan enraizada como antes en las comunidades donde vive y se interesa menos por la política local. A esto se suma que la oferta de actividades al aire libre ha aumentado y muchos no ven la razón de participar en las asambleas o cambiar algo de lo establecido.

En ese contexto, Rapperswil-Jona se ha convertido en una especie de dinosaurio de esta forma de la democracia directa local. Otras comunas del país han sustituido las asambleas por los Legislativos locales.

A favor de la asamblea

También en Rapperswil-Jona esto fue un tema. Pero hace dos años la ciudadanía claramente rechazó el cambio. En aquella época un comité de representantes de los partidos socialdemócrata, verde, verde-liberal y el partido conservador lanzó una iniciativa para crear un parlamento local. El argumento: la ciudad había crecido, los temas cada vez eran más complejos y los ciudadanos y el Consejo Comunal (Ejecutivo) estaban ya sobrecargados. Y, por supuesto, poca gente asistía a las asambleas.

Aperitivo al final de la asamblea comunal en Rapperswil
Aperitivo al final de la asamblea comunal en Rapperswil: Las personas mayores dominan en este encuentro. swissinfo.ch

La ironía fue que nada menos que 2 000 ciudadanos participaron en la asamblea donde se decidió la propuesta. Incluso la cita se debió realizar en el estadio de hockey local, donde había posibilidad de reunir a tanta gente.

La propuesta no fue acogida. Resultaba muy cara, muy distante de las personas. Tras una discusión muy emotiva, la mayoría reprobó la creación de un Parlamento.

Desde entonces, un promedio de 400 personas participa en las asambleas de la comuna, En este último encuentro se registró el más bajo nivel de participación: 350.

Las urnas para cambios sustanciales

¿Pero qué significa que solo 1,9% de los ciudadanos decidan el destino de toda una ciudad con su decisión en la asamblea comunal? ¿Estas decisiones son democráticamente legítimas? “A final de cuentas es la decisión de los ciudadanos, mismos que se inclinaron por mantener la asamblea”, responde el especialista Andreas Ladner. “Cuando se abordan asuntos concretos no considero que la baja participación sea un problema”.

Otro cantar es cuando se deciden cuestiones de procedimiento. Por ejemplo, la fusión de comunas o modificaciones constitucionales, reglamentarias y del código municipal. “Asuntos centrales que deciden la organización social deben decidirse por un amplio círculo, es decir, en las urnas, desde el punto de vista democrático”, advierte Ladner.

En cuestiones de procedimiento, las comunas deben sustituir automáticamente la democracia vía asamblea por la democracia vía voto, considera el politólogo. Pero ese automatismo no se conoce en el Código Municipal de Rapperswil.

Si bien se realizan votaciones para evaluar iniciativas, referéndums o proyectos que sobrepasen una cierta cantidad de recursos, también hay propuestas que cambian el orden comunal que se deciden en las asambleas.

Tierra nueva, las plataformas informales

Debido a su dimensión y a su democracia vía asambleas, Rapperswil-Jona buscó “un tercer camino” adicional, explica el alcalde. Así se creó el

Foro Citadino, un gremio de carácter puramente informal, al que pertenecen asociaciones y partidos. No tiene legitimidad democrática, y sus propuestas e ideas no tienen carácter vinculatorio para el Ejecutivo local.

“Somos conscientes de que debemos crear plataformas para la formación de opinión”, dice el prefecto. La participación popular es y seguirá siendo un tema. “Estamos intentando encontrar modelos comunitarios nuevos, por ejemplo, para la planificación urbana”.

La deseada cohesión y convivencia social se produce en el aperitivo ofrecido por la comuna a los participantes de la asamblea en el que hay cuernos con jamón y pastelitos de queso, vino cerveza, jugos de fruta y agua. Se ríe mucho. Todos tienen lugar suficiente en la antesala y algunos prefieren disfrutar de los rayos del sol en la terraza. Un pequeño círculo de buen humor que decide sobre toda una ciudad.

 

Traducción del alemán: Patricia Islas

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