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A un lado y a otro de la frontera de Gaza, se preparan para lo peor

Un tanque israelí circula a lo largo de la barrera que separa Israel de la Franja de Gaza el 13 de noviembre de 2018 afp_tickers

Los ataques israelíes tuvieron en vilo a los palestinos de Gaza toda la noche, ante el miedo a una nueva guerra devastadora, mientras que, a varios kilómetros, al otro lado de la frontera, decenas de miles de israelíes se refugiaron huyendo de los misiles.

Los aviones de combate israelíes siguieron atacando Gaza la mañana del martes, mientras que por tierra las excavadoras retiraban los escombros de los bombardeos que resonaron toda la noche en el enclave palestino, reduciendo a ruinas edificios de varias plantas.

“No hay más tiendas de alimentación, ni farmacias, ni oficinas, ni muros, ni edificios”, se lamentó un vecino a Al-Aqsa TV, la cadena de televisión de Hamas, el grupo islamista que controla el enclave.

“Hubo un temblor de tierra”, añadió. Delante de él, dos antenas parabólicas emergen de unos muros reducidos a escombros y de un montón de chatarra, todo lo que queda de un edificio pulverizado por los ataques aéreos.

Los destellos de los bombardeos, seguidos de fuertes explosiones, se sucedieron a un ritmo constante desde el anochecer del lunes.

– “No nos destruirán” –

Muchos habitantes no tuvieron más que unos pocos instantes para huir de sus casas, encontrándose en la calle sin un refugio seguro.

“Desde que hemos visto los misiles, hemos corrido fuera de casa. Somos civiles, no tenemos armas ni misiles”, dijo Mohammad Aboud, que vive frente al céntrico hotel al-Amal. El edificio, que alberga la sede de la seguridad interna de Hamas desde hace un año, fue destruido por Israel la pasada noche.

A una veintena de kilómetros de allí, al otro lado de la frontera, los más de 128.000 habitantes de la localidad de Ashkelon pasaron también la noche bajo el fuego de los misiles.

“Mis hijas están traumatizadas, esto es insostenible”, afirmó Meir Edery, padre de tres niños.

La última planta del edificio que está frente a él está destrozada tras el ataque de un misil en el que resultó muerto un trabajador palestino y herida gravemente una israelí.

Según el portavoz de la policía, los israelíes no tuvieron más de 30 segundos para buscar un sitio seguro después de que sonara la alarma.

“Exigimos al gobierno poder educar a nuestros hijos en un entorno seguro, es nuestro derecho más elemental”, afirmó M. Edery mientras los vecinos llamaban a “destruir a Hamas”.

A largo del puerto, casi todas las tiendas tienen las persianas bajadas. Bajo el cielo azul, Nissim Arzoane, de 65 años, vino a pescar, como todos los días. “Tenemos que demostrar que no tenemos miedo”, afirmó.

Sentado en uno de los pocos cafés abiertos, David Cohen llama al Ejército a reaccionar “sin miedo”. “No nos destruirán”, afirmó.

– “!Ya basta!” –

Las autoridades israelíes ordenaron el cierre de los colegios y las guarderías.

Betty Calvo, de 63 años de edad, no pudo cerrar los ojos en toda la noche. A su nieto, Nahman, de 9 años, que vive en una localidad próxima a la Franja de Gaza, le aconsejó por teléfono “que se resguardara en cuanto la sirena sonara”.

Él le ha contado “haber visto pasar misiles por el cielo”. “¿Crees que es normal que un niño de esta edad cuente ese tipo de cosas a su abuela?”, preguntó ella. Está preocupada por que la escalada no remita.

En Gaza, cientos de edificios que fueron destruidos en la guerra de 2014 con Israel aún no han sido reconstruidos.

La zona, sometida a un severo bloqueo y gravemente afectada por las tres guerras que han librado Hamas e Israel desde 2008, teme un nuevo conflicto devastador.

“Aún no hemos olvidado la última guerra de 2014, los rastros son aún evidentes”, recordó a la AFP Mohamed Boulboul. “La gente está cansada de guerras. !Ya basta!”.

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